"Es la Pepa una gachí, que está de moda en Madrid y tiene predilección por los rojillos. Cuando viene esta mujer a la cárcel de Porlier y al más bravo se le arruga el solomillo [...]"
La Pepa era la pena de muerte en aquellos años amargos. Y esta coplilla era lo poco que tenía la gente que esperaba en las cárceles para morir como perros a tiros.
Una, grande y libre. Ya. A otro con esos cuentos. Asco me da sólo de pensar que esas cosas han ocurrido en el país en el que vivo. Y más asco me da que haya gente que las siga defendiendo.
Cuánta ineptitud, madre mía.