- ¡Ay! ¡Me duele!
-¿Qué te duele?
- Pues... Creo que me duele dentro del cuerpo, pero no sabría decirte...
- ¿Los riñones, el estómago, la cabeza...?
- No, no... Más dentro.
-¿Cómo?
-Sí no se, más profundamente, no se decirte... como si tuviera un pozo dentro del cuerpo y me doliese en el fondo del pozo...
-¡Ah, ya sé que dices!
-¿Sí? ¿Qué es entonces?
- A ti lo que te duele es el alma.
-¿El alma? ¿Qué es eso? ¿Es malo?
-El alma es un niño que vive en el fondo de ese pozo que me has dicho antes. Seguro que a él le duele también algo, y por eso lo notas tu.
-¿Y ese niño...cómo ha entrado ahi?
- Seguramente se metió ahi cuando aún eras muy pequeño. El alma vive siempre con nosotros, hasta que morimos, y entonces se va.
-Qué cosas... Pero oye, ¿cómo puedo hacer para que deje de dolerme?
- Pues eso no es tan fácil.
-Ah, ¿no?
-Pues no. Primero tendremos que sáber qué le duele a tu alma. Y también es importante que conozcamos cómo se ha hecho daño.
-¿Y cómo puedo saberlo?
-Pues debía estar presente cuando ocurrió, porque de otro modo a tu alma no le dolería nada. Pero si no te acuerdas, quizá deberías preguntárselo.
-Anda, claro, qué facil... Voy a preguntarle a ver que dice.
- Muy bien.
...
...
...
-- ¿Y bien? ¿Ya te ha dicho algo?
- Sí, ya he hablado con él.
- ¿Y qué tal?
- Bien, es algo tímido, me ha costado un poco que hablara conmigo al principio, pero luego ya lo ha soltado todo de golpe.
- Claro, es normal, si no habías hablado nunca con él...Pero bueno, ¿qué te ha dicho?
- Pues... me ha dicho que le dolia dentro del cuerpo.
- Aham.
- Y que no sabía muy bien que era, que era como si le doliera en el fondo de un pozo dentro del cuerpo. Así que yo me acordé de lo que me habías contado tú y le expliqué que lo que le dolía era el alma.
- Vaya... ¿Entonces...?
- Estoy esperando a que le responda su alma, porque él tampoco sabía qué le dolia.
- Claro, así es la cosa.¿Y crees que tardará mucho?
- Pues no se... Sólo espero que el alma de mi alma no tenga alma...
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