¿Qué pasa si mezclas a un buen montón de grupos como el FSM manda, un calor alucinante, cerveza fría a 6 € el litro, unos baños de cabina apestosos y un montón de heavys deseosos de buena música y lo pones todo en un secarral?
La respuesta es fácil: un festival heavy de verano!!
Más concretamente el Monsters of Rock de Zaragoza de este año, muy esperado por mi parte y que ocupará un par de entradas en este blog, y unas cuantas fotos de mi flickr, para deleite de mis pocos pero fieles lectores.
Jueves 21: La llegada
Con sabia previsión llegamos el día anterior al comienzo de la locura, montamos nuestro micro-hábitat y, tras una frugal cena y un paseo por la zona de acampada, nos dispusimos a soñar con lo que se nos venía encima. La cosa prometía, corría además un vientecillo que nos hizo soñar con un festival de verano en absoluto caluroso, la utopía por excelencia.
Viernes 22: Empieza el espectáculo
Tras una noche de no pegar ojo debido a la euforia etílica colectiva de todo el camping y los numerosos cassettes a pilas despidiendo música cascajosamente, nos levantamos dispuestos a darlo todo en los dos conciertos más esperados de la jornada: Black Label Society, y sobretodo Ozzy Osbourne, un sueño y un deseo muchas veces formulado y finalmente a punto de cumplirse. Pasamos la mañana jugando a los naipes, e incluso se acercaron a hacernos una pequeña entrevista para TVZ antes de atacar la comida y dirigirnos a las taquillas a cambiar nuestras entradas por la pulsera (léase "distintivo para el ganado melenudo") que nos permitiría acceder a la zona donde se cocía realmente el asunto.
Todo empezó con unos Brujería sonando bastante contundentes y con unas letras de lo más directas, pañuelos en la cara y machete incluidos. Muy rudos, dejaron un buen sabor de boca a pesar de que en mi cabeza solo permanecía la idea de que los siguientes en salir eran Zakk Wylde y sus secuaces, lo que se tradujo en progresivos acercamientos a las primeras filas.
Y alli que salieron, sorprendentemente puntuales, y dandonos a todos una buena ración de guitarras pesadas y riffs de los suyos, que hacían que te retumbasen los higadillos. Como es costumbre por tierras europeas, se limitaron básicamente a temas de "Blessed Hellride" , "Mafia" y "Shot to Hell", que los incodicionales coreamos y sudamos con ganas. La única mala nota del show fue el desastroso sonido que arrastraron durante todo el concierto. Los solos de Zakk Wylde no solo no se oían, sino que estaban completamente eclipsados con el atronador sonido del bajo y el acople de lo que parecía algún micro de la batería. Aún asi, nos meneamos como locos al ritmo hipnotizante y alcoholizado del dúo Catanese/Wylde, y fue sin duda un placer volver a verlos, por lo menos para mi, que me gustan una barbaridad.
Mago de Oz nos garantizaron a continuación un buen rato de descanso y visitas al mercadillo y a los coleguillas con los que alli coincimos, como por ejemplo Jacobo, compi de clase que venía con sus dos amigos Mario y Marco, unos encantos los tres y además un gusto hablar con ellos de música por lo mucho que aprendes.
También conicidimos con amigos de Guadalajara, y aunque desperdigados conseguimos intercambiar impresiones y cerveza con casi todos ellos, buenisima gente por supuesto.
Con estos últimos acudimos a ver a nuestro viejo conocido Dave Mustaine con sus Megadeth, que nos ofreció un show como siempre correcto pero sin ponerle muchas ganas, y es que incluso se echó de menos verle insultar con pasión a alguien del público, o a todo en su conjunto. Eso sí, el hombre nos hizo mover las caderas y el cuello como siempre, con clasicazos como "Peace Shells" o "Symphony of Destruction" y temás recién estrenados como "United Abominations".
Una vez finalizado el concierto y ante la inminencia de la última y más esperada de las actuaciones, nos adelantamos para tomar posiciones y ver a Children of Bodom, sustitutos de los (lamentablemente) caídos Velvet Revolver. Ya se empezaba a notar ahí que ver a Ozzy iba a ser un infierno y vimos a los fineses apretujados y cayendonos de sueño (hay que decir que no es uno de mis grupos favoritos). El sonido hay que reconocer que estuvo bastante conseguido e incluso nos animamos a cantar "Sixpounder" con tal de no ser vencidos por el sopor, asi que, podríamos concluir que los fans dirían que fue un gran concierto.
El último, el más esperado, se cernía ya sobre nuestras cabezas, por lo que como locos tratamos de avanzar entre el gentío hasta que llegamos a la tercera fila. A medida que se acercaba el momento de la salida de Ozzy, aquello se fue volviendo insoportable, hasta que, a 8 minutos del citado suceso, servidora tuvo que salir como pudo de aquella vorágine, en un ataque de claustrofobia y pánico cerval. Acabamos viendo a Ozzy subidos en sendas sillas desde un lateral en la carpa del bar, pasando frío, pero saltando como energúmenos con "Bark at the Moon", "I Don't Know", "Suicide Solution", "Road to Nowhere" , "Mama, I'm Coming Home" (los pelos como escarpias en esta, oiga) y "Paranoid" entre otros tantos temazos del señor Ozzy. Nos faltó creo, a todos los presentes el "Crazy Train" que no nos quiso dar, como castigo a un público bastante poco entregado.
Se le vio mayor (que lo es) pero enérgico, apoyandose en su grupo y en especial en Zakk Wylde que estuvo de lo más inspirado y el sonido le acompañó mucho más que con sus BLS.
Fue un concierto breve, pero intenso y a mi se me va a quedar grabado en la memoria, eso seguro, porque no se me saltaban las lágrimas de puro milagro y porque Ozzy, es mucho Ozzy.
Mañana, el resto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario