Después de la dura jornada del día anterior, y helados pero felices, volvimos a la tienda a coger fuerzas para afrontar la última jornada del festival. Esta vez, fruto del cansancio, dormimos a pierna suelta (hasta que nos despertaron los Pantera a todo meter) y a la mañana siguiente pagamos nuestro descuido aguantando una cola de una hora en las duchas (léase "antros de riego por goteo llenos de pelos").
Recién limpitos, permanecimos por la mañana en la tienda, hasta la hora de comer, momento el cual nos dedicamos a escarbar entre nuestra comida en busca de algo que no se hubiese puesto pocho para aplacar la gusa.
La sed arreciaba y acudimos por primera y última vez a la carpa del camping a por "a cold one" que dice nuestro amigo Zakk. Acto seguido nos fuimos a ver a los Mastodon desde las gradas, con un sol de rigor, pero disfrutando bastante por su sonido más que aceptable y su contundencia.
Una vez acabaron estos muchachos, nos reunimos con Jacobo y demás coleguis y tuvimos (vamos, hay que decir, tuvieron) la idea más brillante de todo el festival: subirnos a las gradas de la izquierda del escenario donde no daba tanto el sol, corría una brisilla estupenda y se veia el escenario perfectamente. Pillamos sitio y no lo perdimos de vista ya en lo que quedaba de festival.
Desde nuestra posición privilegiada vimos a los Kamelot, que resultaron de lo más aburridos, amén de ser maliiiisimos ( a mi juicio, vamos, basándome en que con la cantidad de efectos que llevan no entiendo como el cantante puede desafinar tanto, sacar a una pobre muchacha a que desafine con él, y encima sonar todas las canciones igual...sin ofender eeeh? :-P).
En fin, después del inacabable concierto, nos fuimos un rato al mercadillo y volvimos con los Pretty Maids ya empezados. Muy ochenteros ellos, nos alegraron bastante más que los Kamelot, con lo cual su actuación nos pareció todavía mejor.
Después de "Red Hot and Heavy" y algunos otros éxitos de antaño, dejamos nuestros sitios (eso sí, bien custodiados) para ver a los coleguillas de Guadalajara y tomarnos unas cervezas (media en realidad, porque llevabamos ya unas cuantas, y no era plan) con ellos en su coche.
Volvimos a tiempo de disfrutar de Blind Guardian que nos regalaron como siempre con sus míticas "Valhalla" y "The Bard's Song" y a las cuales no hicimos desprecio desgañitándonos como unos campeones mientras nos entraban unas ganas enormes de vestirnos de Frodo y Cía.
Y así, llego la hora de los grandes del cartel de ese día. Los primeros fueron los Dream Theater, grupo que a mi siempre me había aburrido sobremanera, pero del que me llevé un estupendo recuerdo, ya que en directo estuvieron más que impactantes y sonaron absolutamente increíbles (sumándole además que los vimos tranquilamente sentaditos que aporta sus puntos).
Tras los técnicamente impecables Dream Theater llegó el huracán del festival: SLAYER (sí, con mayúsculas). Fue mi primera vez, y la verdad es que dudo que sea la última. Slayer siempre me han parecido buenos pero demasiado para mi, nunca había logrado escuchar un disco suyo ,más de media hora seguida. Sin embargo, la hora y cuarto que tocaron se me hizo cortísima. Brutales, apoteósicos, se comieron a todos los demás y pidieron postre, sonido impecable dentro del apocalipsis que son ellos sobre el escenario...El señor Lombardo nos dio una buena lección de como aporrear una batería, no sabíamos ya ni donde estábamos. "Raining Blood" sonó como si el mundo se estuviese acabando...en fin, no tengo palabras suficientes para describir aquel agujero negro que absorbíó a todos los presentes, sólo puedo decir que el dolor de cuello con el que terminé mereció sin duda la pena.
Y aquello tocaba a su fin. Y lo cerraban el tío Lemmy y sus Motörhead, un concierto a mi juicio estupendo, rock'n roll a muerte y del mejor, del que te hace moverte sin parar, cerrar los ojos y sentirte muy lejos de donde estás. No faltó "Ace of Spades", donde la gente lo tiraba, aunque a los entendidos les faltaron muchas otras, y para mí, fue el perfecto colofón del festival.
Una vez terminado el día y el apartado de conciertos del festival (que no la juerga, que se prolongaría hasta altas horas de la mañana siguiente, como las 10 o las 11) nos fuimos a despedir de las gratas compañias que tuvimos durante el festival: Jacobo (nos despidió ligeramente perjudicado por el alcohol, más majo él), Marco y Mario, y por supuesto los chicos de Guadalajara, a los que acompañamos a su coche, no sin algún incidente desagradable.
Agotados, con un frío de Laponia, pero como niños con zapatos nuevos, llegamos a nuestra tienda y tras una leche con galletas como los nenes buenos nos fuimos a la camita.
al día siguiente la idea era recoger y largarnos a Zaragoza para pasar el día alli y ver algunas cosas, pero el frío de la noche anterior había hecho mella en mi salud, y el resfriado hizo que una vez equipados volviésemos para casa, cansados como perros, pero llenos de recuerdos estupendos que poner en el blog!!!
Y hasta aquí la crónica...¡el año que viene repetimos! (¿no?).
No hay comentarios:
Publicar un comentario